Ahí está Artevelde, señalando con el brazo hacia Inglaterra desde el centro de la plaza Vrijdagmarkt. Parece un recuerdo de grandiosos tiempos, mostrando a los ganteses el camino de la prosperidad. Si diera un cuarto de giro hacia la derecha, estaría indicando dónde comer y beber bien, con la gran cantidad de buenos cafés y restaurantes.

Cerveza regional

La Vrijdagmarkt y su entorno inmediato merecen una visita. Se pueden pasar horas paseando por la plaza y sus alrededores, cosa que hacen los ganteses, especialmente los viernes y sábados en el mercado. Deambular por las encantadoras callejuelas vecinas pasando por magníficas fachadas. Y luego disfrutar de una cerveza regional en una de las acogedoras cervecerías, como el Dulle Griet, un local difícil de olvidar, con su peculiar ritual de dejar el zapato en prenda por el vaso. ¡Descubra usted mismo cómo funciona! Con tal que el vaso no se le caiga… ;-)

De tienda en tienda

Si le gusta recorrer escaparates, tiene las calles Serpentstraat y Baudelostraat. Curiosee entre montones de LP y libros vintage. Monte el estilismo perfecto en las numerosas tiendas de moda. Tómese una pausa con un té para reponer fuerzas. Y déjese llevar por las creativas ideas de las muchas tiendas de regalos originales. ¡Algunas son auténticas joyas! Y si esto le abre el apetito, siempre tiene al lado los restaurantes de la Vrijdagmarkt. Por otra calle de tiendas, la Oudburg, entra en el barrio de Patershol, el epicentro gastronómico de Gante.

Un trozo de historia

La historia de la Vrijdagmarkt está llena de luces y de alguna sombra. A lo largo de los siglos este ha sido un lugar de celebración de fiestas y de recepción solemne de soberanos en sus entradas triunfales. Sin embargo, también se han realizado aquí ejecuciones. Pero que no cunda el pánico: el cadalso y la guillotina son cosa del pasado y la última ejecución pública fue en 1863. La Toreken (el edificio de la torrecilla), que ya estaba aquí en el siglo XV, es casi la única construcción que aún fue testimonio de tales prácticas. El resto se construyó en el siglo XIX o más tarde, como la imponente Casa del Pueblo socialista (la de la inscripción Bond Moyson en la fachada), de principios del XX.

Esculture de Jacob van Artevelde

Jacob van Artevelde logró anular el boicot a la importación de lana inglesa en la Guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia en el siglo XIV. La industria textil gantesa pudo así continuar con vida y Van Artevelde se convirtió en un héroe. En 1345 fue asesinado durante un alzamiento popular. Desde 1863 está en la Vrijdagmarkt señalando hacia Inglaterra.

El gallo defensor del progreso

Un gallo que canta vigila la entrada de la Casa del Pueblo socialista Bond Moyson en la plaza Vrijdagmarkt. Según la tradición, este gallo anuncia la “llegada del nuevo día”: un periodo en el que todos son iguales y felices, liberados del yugo del capitalismo.

Vivir el pasado

¿Quiere todavía más experiencias medievales? Aquí al lado puede hacer una visita a la Hof van Rijhove, una auténtica casa señorial gantesa con una historia que se remonta al siglo XII. ¿Prefiere el ambiente de un pasado más próximo? Pues cruce el río para ir al Patershol. En la otra orilla, la pintoresca Casa de Alijn merece la pena. Este museo, con su hogareña taberna popular, es un nostálgico viaje para todos los sentidos por los hábitos de vida y rituales tradicionales de Flandes.

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