Hoy en día, el centro Vooruit lucha por la vida nocturna gantesa, pero a principios de los años ‘90 los promotores de fiestas tenían que pelear (casi literalmente) para poder organizar aquí sus eventos. Free the Funk fue el primero en introducir la música electrónica en este templo del rock.

“¿El house? ¡¿El techno?!” A principios de los años ’90, era extremadamente difícil convencer al equipo directivo del Vooruit de que se tomaran en serio esa "música” electrónica. En el Vooruit sonaba música de verdad, de la que se toca con guitarras. Y quizás con un yembé. Pero ya está, no querían ir más lejos.

Hasta que, allá en el año 1993, Free the Funk encontró a alguien lo suficientemente loco (o colocado) para estar dispuesto a darle una oportunidad a la música electrónica. Y no cualquier tipo de música electrónica. Esta fiesta pionera lo dio todo desde un primer momento. Para que se haga una idea: la primera compilación de Free the Funk de 1995, producida por R&S Records, incluye pistas de Thomas Bangalter (Daft Punk), Model 500, Nightmares On Wax y Red Snapper.

Los DJ residentes, Mo & Benoelie y Olivier Tjon, consiguieron destilar el funk del espectro electrónico cada vez más diverso. Hasta que, a finales de los ’90, Free the Funk decidió retirarse en su punto más álgido y fue sustituido por Pop Life, otra fiesta icónica del ocio nocturno gantés.